Imagen: Organicación de la Carrera. Perfil de carrera + avituallamientos |
Hola!!
Bueno, ya estamos en otro viernes más y, por lo que
parece, este año la primavera es un pelín tímida y el invierno un pegajoso de
mucho cuidado.
-“¡Felicidades a los alérgicos! De momento os estáis
salvando. ;p ”-.
En fin, que mientras estos dos se ponen de acuerdo, hoy
te voy a contar la aventurilla del pasado domingo en la Carrera por Montaña de
La Ruta del Agua – El Gergal.
Esta carrera es la segunda prueba de mi calendario
particular de carreras y le tengo, por una parte muchas ganas y por otro lado
un poco de respeto.
Esta amalgama de sentimientos hacia la CxM viene del año
pasado; en donde llegué seriamente en retirarme y mandarla a paseo por lo
difícil y dura que me pareció. Hubo mucho tiempo del recorrido en donde no
disfruté y eso me descuadró hasta que me tomé un pequeño descanso para pensar
en la propia carrera.
-“En realidad, lo que sucedió es que la carrera superó
todas las expectativas en cuanto a exigencia que me había imaginado y me estaba
llevando mucho más allá de mi zona de confort”-.
Para este año, la cosa ha sido diferente, muy diferente.
La he podido disfrutar muchísimo a pesar de ser una
carrera bastante dura y exigente; “¡pero la he disfrutado!”.
La Previa a la Carrera
Como ya sabes, tocó madrugón, desayunar y, como ya es
habitual en mí, dejé todas las cosas preparadas la noche anterior.
-“Aún así, se me olvidaron los imperdibles para el
dorsal, jajaja, no tengo remedio…”-.
Llegué a Guillena con tiempo de sobra para poder retirar
el dorsal y dejar la bolsa del corredor que te entregan en el coche, así como
la ropa que llevaba previa a la carrera. Me puse la mochila con todos los
bártulos para la carrera, el cinturón de trail con los bastones y me fui nuevamente
a la entrada del polideportivo municipal a esperar la llegada de los autobuses
y, de paso, así veía la salida de la prueba reina; La CxM Maratón.
Durante toda esta espera estuve hablando con otro
corredor que venía por primera vez a esta carrera y fue con él con quien
compartí asiento en el bus hasta la salida.
-“¡Soy un desastre! Me llevo una hora de charleta con él
y no le pregunto cómo se llama, ni le digo como me llamo… ¡Desde luego… no
sirvo para espía!”-. ^_^!
Imagen: La mesa con el material |
En la Zona de Salida
Una vez que nos bajamos del bus, salimos todos
desperdigados por la explanada en busca de algún árbol o arbusto donde poder
aligerar algo de peso a nuestras vejigas.
-“Entre la espera, el paseo en el autobús y los nervios
antes de la carrera… ¡Había que quedarse a gusto!”-. ;p
Tras esta incursión campestre, nos dirigimos a la salida
cruzando un pequeño muro de una de las fincas que nos cede el permiso para la
carrera y desde ahí empieza lo bueno.
En la Carrera
La salida de la carrera es en un falso llano, ya que el
terreno va picando suavemente hacia arriba, para cuando menos te lo esperas, encajarte
en un descenso cada vez más inclinado y técnico.
Pasamos de un descenso poco acusado a estar con algo ya de más
inclinación sobre la cresta e una loma con terreno suelto y pedrera.
-“Como particularidad este año tenemos que sumarle que
los días previos a la carrera ha estado lloviendo, así que el terreno está aún
peor que en la edición del año pasado”-.
El terreno de descenso se vuelve a inclinar más hasta dar
paso a un pequeño descansillo que también desciende y vuelve a meternos por un
estrecho camino que va mezclando tierra mojada, pedrera y hierba mojada. Hasta
llegar a uno de los ramales del embalse de El Gergal, por donde cruzamos por la
pasarela y, justo al final, nos encontramos con el primer avituallamiento.
Desde ahí nos metemos por un estrecho sendero (donde
entre sólo un corredor) y, para cuando te quieres dar cuenta estás metido en el
primer ascenso potente que nos va a exigir todo lo que tengamos de fuerza en
nuestros tendones de Aquiles, gemelos e isquiotibiales. Y sin descanso alguno,
tras un pequeño llano, volvemos a descender a lo bestia, hasta llegar a una
zona de llaneo con vegetación y tierra húmeda que nos permite recuperar el
aliento.
Al final de este recorrido es el primer punto donde
podemos divertirnos más; ya que nos vamos a encontrar con corredores que nos
han dejado atrás y que están formando un tapón a la hora de iniciar la aventura
acuática.
-“Jajaja, ¡que divertido es cruzar el embalse!”-.
Este año, para ayudarnos un poco a cruzar debido a las
lluvias, nos habían puesto una cuerda para que nos sirva de referencia hasta
pasar más o menos la parte más profunda.
-“Aunque en mi caso, como soy bajito, esto es
irrelevante. Para mí siempre está hondo… ”-.
Imagen: pasando El Gergal |
Y sí, este año he vuelto a caerme cruzando y me he dado
un pequeño chapuzón; que no fue a más porque me cogió por la mochila el corredor
que venía detrás de mí.
Después de eso, en el siguiente paso de agua que hay (y
que es muy fácil), me caí de culo en el escalón embarrado.
-“Es lo que tiene ser torpe y resbalar; ¡todo a la vez!,
jajaja”-.
Tras esta tontería, y viendo la cantidad de barro que
había decidí que era el momento de sacar los bastones de trail para ir más
seguro y comenzar a no sobrecargar los cuádriceps como el año pasado.
Y fue la mejor decisión porque poco después, en una zona
muy embarrada, volví a resbalar. En esta ocasión, al resbalar, el pie izquierdo
hizo tope con una rama o una roca y al
notar que quedaba bloqueado, todo el giro se inició en la rodilla. Así que para
evitar una posible lesión (y creo que hubiera sido seria), clavé el bastón como
si no hubiera un mañana. Así que todo quedó en una simple anécdota.
-“Este tipo de carreras tienen estas cosas de tropiezos y
caídas. ¡Ah!, por cierto, este año no me he cargado las mallas, jejeje”-.
Lo que sí me ha pasado es que entrando ya en la parte
final de la carrera, donde se llanea durante un buen rato, no he visto una roca
que estaba detrás de unos arbustos que quedaban en el margen del camino y le he
soltado una soberana patada en la que creí que me había podido haber destrozado
alguna uña. Eso sí, hasta que he conseguido recuperar el equilibrio he estado
corriendo descontrolado cerca de unos 15 metros, con la cosa de no saber si me
caía o no hacia abajo, contra la pared del margen izquierdo o contra el suelo.
Por suerte para mí no ha pasado nada de eso.
Después de la Carrera
Después de mi peripecia por el monte y de saber que he
llegado de una sola pieza, jejeje, este año he conseguido no sólo mejorar mi
marca, sino que además he podido disfrutar del masaje post-carrera, ya que los
fisios no se habían ido.
También estuve charlando con otro corredor que me pasó en
la bajada con cuerdas.
-“Y es que mientras que yo bajaba haciendo rapel el tío
venía de frente y sin cogerse a la dichosa cuerda. Si es que donde hay nivel… ¡Hay
nivel!”-.
Me alegró mucho compartir una pequeña charla con él en plena
carrera y que me reconociera del vídeo que hice el año pasado.
Así que en parte soy un “poquito culpable” que se
decidiese por hacerla. Aunque en su caso venía disputando la maratón de
montaña.
¡Ah! También he vuelto a ver a David; que lo conocí hace
un par de años en el evento que organiza New Balance en el previo de la maratón
de Sevilla, y el muy puñetero iba realmente fuerte.
-“¡Bravo por ti! ¡Sigue así David!”-.
Por cierto, antes de que se me olvide. Ya estamos a un
mes para los 101Km de Ronda y he decidido meter a final de este mes otra
carrera para terminar el pico gordo de entrenamientos; justo antes de bajar el
pistón hasta llegar a Ronda.
La prueba se llama Trail El Calvario, “¡ahí lo dejo!” ;)
Nos leemos pronto!!
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