viernes, 1 de junio de 2018

Running; De vuelta al asfalto




Hola!!

Para esta semana te vengo a contar la carrera que este pasado fin de semana he tenido.

-“Sí, sí. En tan sólo unos quince días ya he vuelto a colgar un dorsal”-.

Pero no preocupes, que he dejado que lleguen a meta un montón de runners locos que tenían prisas por llegar a la línea de meta.

-“Desde luego… ¡Que gente más jartible! Todos ahí, yendo a saco. Como si les fueran a cerrar las calles. Jajaja”-.

Bueno, va, ahora ya más en serio (si puedo, claro)  ;p

La carrera ha sido la Carrera Popular del Parque de Miraflores, en las distancia de 10K.


Poniendo excusas


En realidad lo que me ha motivado para hacer esta carrera era la excusa de quedar para rodar con Dani y pasar mentalmente página de los 101Km de Ronda.

Eso y que después nos íbamos a almorzar por ahí con nuestras respectivas jefas.

-“Jejeje, ¡que duro es esto de correr!”-.

De esta forma nos obligamos a conseguir ir trabajando el ponernos otra vez en forma.

Dani porque por cuestiones profesionales y familiares ha estado en el dique seco casi seis meses y yo, porque después de varios meses preparando los 101Km, necesito resetear el cuerpo y la mente bajando mucho el volumen de kilómetros de cara a encontrar nuevamente una forma física óptima.

-“Porque ahora mismo estoy igual de quemado que la pipa de un indio”-.



Hacia la carrera


Bueno, como ya sabes, en esta ocasión La Jefa de acompañaba a la carrera y, como casi siempre que me acompaña, vamos tarde.

-“No es que sea malo. Es un hecho científico que tiene hasta su fórmula”-.

Día de carrera *( Levantarse un domingo temprano + (Sueño de La Jefa)2)= Llegamos tarde seguro

En fin, que mi idea era salir a las 8:30 para poder aparcar el coche a eso de las 8:45/8:50 en el polígono industrial que hay junto al Parque de Miraflores y, ya de paso, cerca de una de las puertas de acceso para no tenernos que dar el paseo del siglo.

-“Y no lo conseguí. Nos dimos el paseo mañanero”-.

Lo bueno es que La Jefa iba todavía con la cara de estar dormida y no protestó. Sólo preguntó que donde habíamos quedado y si faltaba mucho.

Finalmente llegamos a la puerta principal donde nos esperaba Dani y Estrella (su mujer).

Nosotros nos fuimos a calentar y ellas se fueron a desayunar para reponerse del madrugón que les hemos hecho darse un domingo.

-“Sí, los muggles (o no corredores. Aunque en la saga de Harry Potter son los humanos sin habilidades mágicas.) no nos entienden…”-.



En la carrera


Ya en la zona de salida, como es costumbre, nos vamos trotando más allá del arco de salida para efectuar el calentamiento hasta pocos minutos antes del pistoletazo de salida y así evitar salir fríos.

Como ya sabes, nos dedicamos a hacer un simple trote suave para desentumecernos, poner el motor en las revoluciones justas y tener nuestras charlas e impresiones sobre cómo vamos y lo que queremos hacer en carrera.

En esta ocasión el plan era simple. Salir tranquilos, rodar durante los 10K lo más cómodos posibles y, sobre todo, ¡llegar!

Mientras esperábamos la salida Dani ultima la estrategia de salida y decide hacerme de liebre.

-“¡Toma, como los pros!”-. Jajaja

Salimos a la vez y, creo que esto no se volverá a producir, en lugar de ponerse a tirar desde el principio y dejarme atrás, se queda conmigo.

Vamos bien, charlamos y de pronto Dani se percata:

-Vamos muy rápido”-.

Con las tonterías se nos han ido los tiempos y nos marcamos el PK2 en 4´44 y el PK3 en 4´36.

Y claro, en el PK4 tuvimos que empezar a regular para recuperar y no pagar las consecuencias con más de la mitad de la carrera por delante.

En esta carrera ha sido la primera vez que he visto a Dani sufrir y estar cruzado mentalmente. Iba resoplando, escupiendo, negando con la cabeza y también verbalmente.

En el PK5 está situado el avituallamiento y le señalé a su derecha y le dije:

-“Tú a por agua y yo (señalando a la izquierda) a por agua. No te preocupes si no la coges”-.

Justo al final del avituallamiento nos reencontramos y ya venía con su botella; así que abrí la mía para darle un par de sorbos. A partir de ahí tocaba tirar de calculadora y controlar esfuerzos para seguir avanzando minimizando el desgaste físico y tratando de recuperar la mente.



Jugando a distraernos


Como te decía, es la primera vez que veo a Dani así; más cruzado de cabeza… Y es que cuando el aspecto físico no va, la cabeza en modo Amy Winehouse: “No, no, no”.

Así que para comenzar a cambiar las cosas los justo para que no abandonemos la carrera, no se me ocurrió otra cosa que soltarle un chiste de los malos.

-“No, no voy a reproducirlo, lo siento”-.

Reaccionó bien poniendo cara de “¡¡vaya chiste malo!!”.

La otra guerra abierta era el dejar de mirar el reloj y correr por sensaciones; es a lo que me gusta llamar “correr por navegación”. Esta guerra la perdí.

-“¡Que manía más fea tenemos de mirar el reloj cada dos por tres! Sobre todo es algo que se pega de los asfalteros puros y duros”-.

Al menos conseguí que fuese más o menos distraído planteándole movimientos en carrera que favorecían el que no estuviese mentalmente a piñón fijo. Así que le iba indicando eso de: “no te cierres mucho en la curva, mira como taponan. Vamos más abiertos y perdemos menos frecuencia”, “vamos más a la derecha que está mejor el asfalto”, “vamos por el centro que hay menos gente y nos da más el aire”, etc.

Eso sí, en el planteamiento de aumentar un poco el ritmo fracasé. Ahí fue muy claro:

-“No puedo, si apretamos ahora no llego a meta.”-.

Así que seguíamos manteniendo el ritmo.

En realidad lo que iba buscando era ver si Dani iba tan limitado como me decía y, en caso de no ser así, poder aumentar lo justo el ritmo para que a mí no se me cargasen tanto los gemelos.

Así que ante su negativa quedaban claras dos cosas:

  1. Dani iba con todo lo que tenía
  2. Me toca cambiar la frecuencia de pasos para que los gemelos no me digan “se acabó”.



Al final del túnel


Poco antes del PK9 comenzamos a subir un pelín el ritmo. También es algo normal; la gente ve ya el último kilómetro y se viene arriba.

-“Y nosotros no íbamos a ser menos, ¡por favor!, jajaja”-.

Así que empecé a animar a Dani para que mantuviese ese ritmo progresivo durante el kilómetro que nos quedaba hasta llegar a meta.

Para encarar la recta de meta hacemos un doble giro a izquierdas y, la recta pequeña que los separa, pica arriba. Y para evitar que se parase comencé con el incesante: “vamos, vamos, vamos, que ya estamos ahí. Pasos cortos, pasos cortos y a tope”.

Dani estaba en modo “matador”. Sufriendo por seguirme a muerte y por superarse así mismo.

En la recta de meta fui todo el tiempo dándole la basa con el consabido “vamos, vamos, va,va,va”. Y también recuerdo que le grité que no mirase al suelo, que mirase al arco de meta.

Y lo mejor de queda para el final (como en las pelis americanas, jajaja). Cruzamos la meta por debajo de la hora.

-“¡Tomaaa!”-.

Foto Sportmaniacs Imagen: caretos al llegar a meta


Y como te conté al principio del post, después nos fuimos de almuerzo. Aunque eso… eso ya es otra historia…


Nos leemos pronto!!

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