Imagen: Zaragoza Club Odisea |
Hola!!
En el artículo
que te traigo hoy voy a contarte una de las cosas más habituales del mundo del
buceo y, que en ocasiones, nos puede dar algún que otro contratiempo y
retrasarnos en poder disfrutar de nuestra inmersión.
Por si no lo
sabes, te comentaré rápidamente que dentro de nuestra cabecita existen unas
oquedades naturales llamadas senos
paranasales. En ellos encontramos aire y algo de mucosidad; siendo ese
exceso de mucosidad la que nos puede dar problemas a la hora de descender a las
profundidades marinas.
Como puedes
figurarte, al descender tenemos que hacer que nuestros tímpanos estén siempre en equilibrio para evitar problemas. Este
equilibrio de los tímpanos los conseguimos realizando la maniobra de Valsalva.
-“Uy!, ¿voy muy rápido?”-.
Bueno, por si
es la primera vez que te encuentras con todos estos términos o, si llevas ya
algún tiempo metiendo la cabeza bajo el agua, creo que no está de más repasar
de vez en cuando algunas cuestiones teóricas.
-“¡Vamos allá!”-. ;)
Vale, los senos paranasales los acabamos de
mencionar y hemos indicado que son cavidades naturales que hay dentro de
nuestra cabeza y que son el resultado de la evolución propia de nuestra especie.
También hemos indicado que contienen aire y un nivel de mucosa que las revisten
de modo natural.
El nivel de
mucosidad se ve alterado (aumentado) cuando nos encontramos en algún proceso
gripal o de otra enfermedad en la que el exceso de mucosidad esté presente,
principalmente.
Te he
comentado también que al descender tenemos que mantener equilibrados nuestros tímpanos.
Te cuento el porqué
de esto.
Los tímpanos
son unas finas membranas de nuestro oído
interno y cuya función es vibrar a
la hora de percibir los sonidos y
nos ayudan a mantener el equilibrio.
Pues bien,
cuando descendemos nos vemos sometidos a un incremento de la presión que el
agua y la atmosfera ejercen sobre nosotros y que aumenta cuanta mayor sea
nuestra profundidad en la inmersión. Este incremento de presión que soportamos
hace que el cuerpo se “comprima”,
siendo el modo natural de compresión la curvatura hacia el interior de los
tímpanos; es decir, se invaginan.
Al principio
hace que sintamos unas molestias para que, a continuación se produzca un dolor
agudo en los oídos, haciendo inviable la inmersión y pudiendo provocar incluso
la rotura del tímpano (en los casos más graves).
Para evitar
esta situación desagradable los buceadores
solemos realizar la maniobra de Valsalva;
que consiste en pellizcarse la nariz y tratar de exhalar el aire por la nariz,
de tal modo que al estar la salida taponada, tratará de salir por el lugar de
menor presión; esto es, por el oído.
En realidad, lo que conseguimos con esto es “darle
un empujón” a los tímpanos desde dentro para que recuperen su posición
natural y evitar así la situación anteriormente descrita.
El único
inconveniente de esta maniobra es que podemos enviar ese posible exceso de
mucosa a los conductos auditivos y provocar una infección o, que por exceso de
mucosidad el aire no pueda llegar.
Otra forma de
solventar la situación de invaginación de los tímpanos es hacer el mismo
movimiento con las mandíbulas que haríamos a la hora de bostezar. E incluso con
el simple acto de tragar saliva podemos recuperar el equilibrio de nuestros
tímpanos.
Hay buceadores
que para tratar de reducir al máximo la posibilidad de tener exceso de mucosa
en los senos paranasales y evitar así el no poder realizar la maniobra de
Valsalva, suelen mascar chicle,
tomar caldos calientes o realizar baños de vapor que les ayuden a soltar “ese lastre”. ;)
Otra opción es
la que te presento a final de este artículo. Es sólo cuestión de gustos y de
probar cual es la que mejor resultado te da.
Nos leemos
pronto!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario