viernes, 26 de agosto de 2016

Bye bye Rio, adiós

Imagen: huffingtonpost


Hola!!

Bueno, pues ya estamos otra vez a viernes y como es costumbre por estos lares te traigo de nuevo un post.

-“¡Que original soy…!”-.  ^_^

En fin, esta vez he decidido que en lugar de contarte cómo tengo la semana planeada con los entrenamientos y cómo me va con ellos, he decidido contarte el motivo o el por qué me encanta el atletismo y por qué considero que es el deporte que mejor representa el espíritu olímpico.

Verás, tras dos intensas semanas de prácticas deportivas en las olimpiadas y, tras haber estado pensando en hacer un post con lo más destacado de las mismas o centrarme solamente en el atletismo, creo que es más interesante centrarme en los valores del olimpismo.



Espíritu Olímpico


Como sabes, el deporte sirve como vehículo para la transmisión de valores tales como el respeto a las normas, a las diferencias, a los demás, etc. y, el olimpismo persigue igualmente la transformación de los individuos y la sociedad educando a través del deporte. Es decir, que se sirve de éste para un fin mayor a través de tender puentes entre las diferentes culturas.

Este objetivo de mejora de los individuos y de la sociedad, junto con otros como el de la competición leal, el reconocimiento de los méritos y éxitos, el esfuerzo, el trabajo constante, la dedicación a las tareas, el respeto a uno mismo y a los demás, son los que conforman también eso que se llama “espíritu olímpico” y, como puedes ver, va más allá de conseguir una medalla.

El espíritu olímpico ensalza todas esas cualidades que como deportistas y como personas, nos hacen ser seres excepcionales y nos premia por ello.

Un claro ejemplo de lo que significa ser olímpico y tener espíritu olímpico, es lo que sucedió en la prueba de fondo de los 5000 metros femeninos.

En plena carrera Abbey D´Agostino (Estados Unidos) y Nikki Hamblin (Nueva Zelanda), tuvieron un choque fortuito que acabó con las dos por los suelos, resultando ser la estadounidense la peor parada en la caída.

Lejos de continuar la neozelandesa su carrera, se interesó de inmediato por el estado de la americana, le ayudó a levantarse y la acompañó durante parte de la prueba hasta ver que podía continuar “más o menos”.

Cuando Nikki cruzó la meta permaneció en pista hasta la llegada de Abbey a la que se abrazó y ayudó a sentarse en la silla de ruedas que la llevaría a los servicios médicos.


Imagen: huffingtonpost


Obviamente con el reglamento del atletismo en la mano y los sistemas de calificación por series, ambas corredoras no estarían en la final. Sin embargo, el comité de Jueces, acogiéndose al reglamento olímpico, decidieron recalificarlas y permitirles disputar la final de los 5000.

-“¿Te parece justo? ¿Poco premio? ¿Algo merecido? ¡Espera!, que te tengo que contar una cosita más”-.  ^_^

Ambas atletas han sido premiadas con el “Pierre de Cubertain”; un galardón que tan sólo se ha concedido en 17 ocasiones en toda la historia de los Juegos Olímpicos modernos, por su actuación más allá de la competición, por ensalzar los valores olímpicos y por demostrar al mundo el espíritu olímpico.

Y es que como el mismo COI declaró:

-"La historia de D'Agostino y Hamblin es la historia de la humanidad y el sacrificio que ha cautivado los corazones de la gente de todo el mundo"-.





Nos leemos pronto!!

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