viernes, 4 de noviembre de 2016

Running: Yo te maldigo V Cross Dunar “Playas de Doñana”

Imagen: Club Espartanos Matalascañas


Hola!!

¿Cómo te ha ido la semana? ¿Has podido disfrutar del puente? ¿Celebraste Halloween?

-“¡Uy, que preguntón estoy!”-.  😋

Bueno, pues como te comencé a contar la semana pasada, este fin de semana tocaba ponerse un nuevo dorsal para disfrutar de una prueba que ya hice el año pasado y que me encantó por el recorrido y por la dureza de la misma.

También te he contado que tenía metido entre ceja y ceja tratar de mejorar mi tiempo en esta prueba ya que el pasado año la realicé después de haber disputado la carrera de ultra fondo “Doñana Ultra Marathon”, que puedes recordad en este link.

Pues bien, creo que esto de que la prueba haya coincidido con toda la movida del festivo del día de todos los santos, el puñetero Halloween, etc; no me ha terminado de venir bien.

-“Te cuento, te cuento”-.  😊



La confabulación de los astros


Normalmente mi chica suele acompañarme los fines de semana; eso sí, a su modo. Pasamos el fin de semana juntos pero si hay que madrugar para ir a la carrera…

-“Ahí voy yo solito y ella me dice adiós con la mano desde la cama. Jajajaja ¡No sabe nada la tía lista…!”-.  😂

En fin, que este fin de semana la carrera era a las 11 de la mañana, con lo que sí me acompañaría y así podría tener vídeo de la llegada a meta y alguna otra tontá que se me ocurriese por el camino. Pero…

Basta que uno tenga los planes hechos para que se los desbaraten; así que me he tenido que ir sólo.

-“¡Vaya rollo!”-.  😢

Lo bueno es que estaba a mi bola y, eso está bien de vez en cuando.  😋

El sábado tocaba salir a trotar suave 3km para mantener las piernas a tono y, desde el principio, noté que no iba cómodo.

Llevaba el paso muy cansino, pesado. Estaba como sin fuerzas, no encontraba una frecuencia de zancada que me sacase de ese trance y sudaba como si llevase una media maratón entre pecho y espalda.

Así que a duras penas terminé con lo programado y me fui a estirar y olvidarme del trote lamentable que había tenido.



El día de la carrera


El domingo me levanté temprano para desayunar y enfundarme la ropa para la carrera y dejar en el coche la bolsa con algo de ropa para después cambiarme y no ir todo sudado de regreso.

Llegué con una hora de adelanto con respecto a la salida de la carrera. Aparqué el coche y me fui a retirar el dorsal.

-“¡Madre mía que pedazos de imperdibles me dieron para colocarlo!”-.  😵

Menos mal que voy preparado y para la ocasión me había traído mis imanes para llevar el dorsal y así no tener que taladrar la camiseta.  😅

Tenía por delante una media hora larga para calentar, así que me di un paseo hasta la playa para ver como estaba la marea y hacerme una idea lo más aproximada posible de como afrontar todos estos últimos metros.

Esto me sirvió también para comprobar la pequeña modificación que se había producido tanto en la salida como en la llegada y tenerlo controlado para no despistarme e irme por donde no es.

-“Es que como me conozco, sé que soy muy capaz de liarla en la llegada…”-.  😋

Y después de tenerlo todo controlado me puse a calentar entre la línea de salida y el paseo marítimo con ejercicios de movilidad articular, técnica de carrera, trote muy suave y, en la parte final, algunas aceleraciones para estar ya a punto y con buenas pulsaciones.



El espejismo tras la salida


Imagen propia: Todos para la salida


Todo parecía ir bien durante el calentamiento el calentamiento, pero en cuanto se dio la salida…

Bueno, para decir la verdad, el inicio de carrera estuvo francamente bien. Iba muy cómo, suelto en la carrera, con una zancada muy cómoda, buena respiración y una gran motivación.

El primer kilómetro fui por debajo de los 5 minutos. A partir del PK 1.7, comencé a regular porque aunque se comience a ir por una pista de tierra compactada, es un terreno rompe-piernas.

Es todo el tiempo con pequeñas y constantes subidas y bajadas que, aunque no sean muy pronunciadas, te van tocando las fuerzas aunque no lo parezca y, para cuando te quieres dar cuenta, estás metido en las dunas; por lo que habíamos alcanzado ya el PK 2.5.

Y justo cuando alcanzamos la señal del PK 3, empieza lo realmente duro de la carrera hasta alcanzar el PK 6 que da acceso a la gran bajada desde las dunas hasta la playa.

Pues bien, en esos 3 kilómetros por las dunas es donde he sufrido como nunca.

-“La próxima vez que te diga de apuntarme a esta prueba me puedes dar un cosqui”-.  😉

La táctica de subida está clara; pequeños pasos constantes y rápidos para retrasar al máximo la fatiga muscular de los grandes grupos musculares de las piernas.

Esto implica sacrificar el ritmo de carrera y, en las bajadas, hacerlo lo más rápido posible. Eso sí, sin grandes zancadas para evitar fatigar a los cuádriceps en las bajadas.

Esto sirve también para evitar el bajar haciendo la croqueta (o lo que es lo mismo, terminar bajando dando vueltas de campana). La mejor opción pasa por bajar nuestro centro de gravedad, dar los pasos cortos apoyando primero con los talones y abrir los brazos para ayudarnos a mantener el equilibrio.

Pues bien, toooodo esto es la teoría.

-“Pero en la práctica… ¡Ay en la práctica! En la práctica no todo es tan fácil y tan simple”-.

Por suerte, las bajadas las clavé y pude recuperar bastante tiempo con respecto a las subidas…

Llegó un momento en el que no podía subir al trote y tenía que hacerlo andando, inclinando el cuerpo hacia delante y con las manos apoyadas en los muslos para acompañar el paso y facilitar el trabajo de las piernas.

Y por si todo esto te parece poco, llevabas las pulsaciones a mil por hora y no conseguía bajarlas.    😵

-“¡Un auténtico desastre, vamos!”-.

Esta merma de fuerzas es algo que me sorprendió bastante y me inundaron la cabeza de millones de dudas; hasta el punto de desear abandonar la prueba.



El “zasca” de la naturaleza


Así que como bien te imaginas, la mente de mono se desmadró y comencé a discutir conmigo mismo sin que nada ni nadie lo pudiera remediar.

Y para seguir con mi particular calvario, la calor del día me iba pasando factura. Llevaba la sensación de calor agarrada a la espalda y al cuello y no había forma humada de deshacerse de ella.

-“¡Que asco. Como odio la calor!”-.   😬

Por suerte la sensación de sed fue de lo poco que me respetó y no se puso en mi contra.

Lo comento porque los mosquitos sí que no me respetaron.

-“¡Menudos picotazos que me han dado!”-.  😭

Creo que los puedo denunciar por ensañamiento, premeditación y alevosía.

-“Señores entomólogos; déjense de tonterías y cámbienles el pseudónimo de “tigre” a los mosquitos y digan la verdad. ¡Son mosquitos asesinos. No mientan más!”-.  😂

Y para rematar la situación, terminé con el sudor metido en los ojos en un par de ocasiones. Aparte de ser algo desagradable y que escuece, te deja sin ver un pimiento. Por suerte no fue en ninguna de las bajadas que si no…


Imagen Club Espartanos Matalascañas. Bajada hacia la playa



En el tramo final


Una vez que me “tiré” por la gran rampa que da acceso a la plana, comenzó la parte final de la carrera.

Marea baja y arena compactada por la que poder disfrutar corriendo y pillar la botella de agua y el trozo de naranja del punto de avituallamiento.

-“¡¿Mola, ehn?! Pues tampoco fui fino, no…”-.     😕

En cuanto comencé a rodar por la arena de la playa me comencé a centrar y analizar todo lo sucedido por las dunas pero… No tenía ritmo, las zancadas eran cortas e iba como bloqueado a la altura de la cadera.

-“¡Sí hombre, venga ya, ¿aquí también?!”-.  😣

Así que empecé a sentirme como el día anterior cuando salí a rodar esos 3Km que te contaba al principio del post. Hasta tal punto me sentí frustrado (nuevamente), que comencé a andar y así estuve durante unos 300 metros, negando con la cabeza y maldiciendo en arameo.

En cuanto me repuse un poco de todo este nuevo fastidio me puse a rodar al ritmo que las piernas me permitían y el objetivo era simplemente acabar la prueba, iniciar la recuperación y centrarme en la carrera de mañana.

Realmente no he entendido muy bien lo justo de mis fuerzas en esta prueba, pero por lo que he visto sí que iba justo; hasta tal punto que para subir la última rampa (la de adoquines), tuve que hacer uso en un par de ocasiones del pasamanos que han instalado para seguir con mi ritmo y no parar.

Una vez ya en la avenida probé un cambio de ritmo y el motor arrancó.

-“¡A buenas horas mangas verdes!”-.   😣

Así que toda la avenida que da acceso a la meta la pude hacer corriendo, pero eso sí, muy contrariado mentalmente.

-“Demasiado…”-.



Mis resultados


Bueno, pues tanto decir en la semana de la carrera que iba a tratar de conseguir batir mi marca del pasado año (1:04:54), que como bien te puedes imaginar, no sólo no le he conseguido sino que además la he empeorado con un tiempo de 1:10:27


Imagen: Sportmaniacs


Sacando lo positivo de una situación nefasta


-“¡Hay que ver como soy! Me pongo todo el post a echar pestes por la boca de cómo me ha ido en la carrera, y voy a contarte lo que encuentro de positivo en toda esta aventura. Jejeje”-.  😊

Pues sí, tiene su parte positiva.

  1. Lo primero de todo es que un mal día lo puede tener cualquiera y, en esta ocasión, me ha tocado a mí.
  2. Es preferible haber tenido ya este mal día y no tenerlo en otra prueba que pueda ser más compleja de afrontar (como la ultra maratón de mañana, ¡por ejemplo!).
  3. Continúo sin rendirme pese a la adversidad y trato de buscar siempre alguna “válvula de escape” que libere la frustración y aleje los malos pensamientos (libero la “mente de mono”, discuto conmigo mismo, miro el paisaje, etc).
  4. Trato de aprovechar los malos momentos para tomármelos como aprendizaje de sensaciones que se pueden presentar en otras pruebas y trato de solventarlos de modo eficiente para tener una respuesta óptima (por si se repite en otra ocasión).
  5. Otra cosa positiva es que cuando afrontas ya los últimos metros el speaker grita por megafonía tu dorsal y tu nombre completo para animarte y la gente que está por allí también se viene arriba y te anima.


-“Jajajaja ¡como si fueras a ganar un mundial o algo así!, jajaja”-.  😊


Y lo “más mejor del mundo mundial” es la pedazo de bolsa de corredor que te entregan al acabar. Con fruta, dos botellas de agua, isotónico, caramelos, bolsa con frutos secos y barrita de proteínas.

Bueno, y para concluir el post de hoy de comentaré que mientras lees estas líneas yo estaré ya retirando el dorsal de la IV Coreevo Doñana Trail Marathon. Así que te dejo que mañana tendremos por delante unos magníficos 71Km que creo que van a estar pasados por agua.


Nos leemos pronto!!

2 comentarios:

  1. Hola Jesús, buenos días!

    Por lo que veo, has planteado mal la carrera... la duna se baja haciendo la croqueta siempre!! jajaja

    Un salduo y suerte para la próxima carrera!! Que pases un buen día

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    Respuestas
    1. Jajaja, Buena observación David!!

      Haber hecho la croqueta en la bajada de la duna hubiese sido un gran broche de oro a un día repleto de tontás, jajaja

      Para la próxima vez lo intentaré ;p

      ¡Buen fin de semana! ^_^

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